El cliente solicitó un espacio donde pudiera sentir, crear y escuchar música.
El departamento se concibe como un estuche con instrumentos musicales dentro. Los colores, las formas y las texturas evocan constantemente a instrumentos musicales haciendo sentir al usuario como si pudiera hacer música con el espacio. Una caja de madera alusiva a un instrumento de cuerdas (guitarra, violín, celo, etc.) organiza el acceso escondiendo las puertas de la lavandería, el estudio de grabación y el baño de visitas. La recámara de visitas también funciona como salón audiovisual para ver conciertos y películas, el cuarto de música se diseñó como un cuarto dentro de otro cuarto utilizando pirámides irregulares para generar las condiciones acústicas que permitan grabar y tocar sin molestar a los vecinos. Los muros de este espacio se forraron en un textil color rojo que recuerda el forro interior del estuche de un instrumento musical, convirtiendo al habitante en el instrumento en si. El material de la cocina y del plafón del vestíbulo tienen la materialidad de un piano de concierto. La escultórica escalera de latón da la sensación de un instrumento de viento. Vigas de madera se añadieron al techo inclinado interior y a la terraza con un ritmo que recuerda las cuerdas de una guitarra, un bajo o el interior de un piano, unificando las áreas sociales internas con la terraza ajardinada al exterior.